Dicho y hecho. A la una y media he cerrado la oficina y tras ponerme la cazadora, el casco y los guantes, he salido en la moto hacia el palacio de los deportes.
He llegado antes que Jose, ya que el ha venido en coche.
Hemos cogido 42 fichas en las taquillas para poder disfrutar de las exquisitas tapas, acompañadas por un par de cañitas con alcohol y otras tantas sin.
Al igual que el año pasado, las tapas eran algunas muy elaboradas y estaban muy ricas ricas.
Hemos dado la vuelta a todas las casetas, viendo cual nos apetecía más, y comiendonos todos los que se nos antojaban.
Entre tapa y tapa, nos bebiamos alguna que otra cañita con y sin plomo, ya que con la moto no se puede beber nada de nada.
A mi me han gustado: varias de solomillo a la plancha con cebollita confitada, algunas que tenían huevo de codorniz, salmorejo con birutas de jamón ibérico, mil hoja de foie con queso de cabra con membrillo y piña (esta estaba muy rica), etc....
A las cuatro más o menos, estaba de vuelta hacia Valdemoro, donde tenía que hacer un par de cosas de trabajo después de disfrutar de un buen rato con mi socio y buen amigo Jose.
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