jueves, 24 de marzo de 2011

SILUROS DE MAS DE DOS METROS EN EL EMBALSE DE MEQUINENZA

Aqui os dejo un artículo que he leido en internet.

Habla de Lorenzo Martínez, guia con el que he hablado para ir un sábado a intentar sacar un monstruo del Ebro.

Si toda va bien en el mes de junio,  ocho pescadores de Valdemoro y yo iremos a pasar un buen fin de semana  de pesca y si hay suerte sacar un bicharraco de estos.


Los peces de agua dulce más grandes de Europa.

 En este pantano del Ebro viven siluros que superan los dos metros de largo



El guía de pesca Lorenzo Martínez muestra un buen ejemplar.



«Nunca dejaría a un niño solo en la orilla. Estos peces pueden engullirte como las serpientes», dice el guía Lorenzo Martínez






La ley obliga a soltar el pez tras capturarlo para preservar otros ecosistemas

Ni serpiente marina ni monstruo del Lago Ness, aunque puede quitar el sueño al aventurero más valiente. Gigante, barbudo y feo, depredador y carroñero, el gran siluro navega a sus anchas por el mar de Aragón que configuran el Ebro y sus embalses, pero es en el pantano de Mequinenza donde reinan los ejemplares más hermosos. Allí acuden cada año miles de pescadores, sobre todo ingleses y alemanes, atraídos por los gigantescos peces, por el titánico esfuerzo que han de realizar para capturarlos. Y por las espectaculares fotografías que se hacen para enseñar a los amigos: una vez atrapados, deben ser devueltos vivos al agua. Los siluros aragoneses superan en tamaño a sus hermanos de los ríos centroeuropeos, de donde provienen. ¿Por qué? Porque agradecen las temperaturas más suaves del agua y la abundancia de comida. Se han pescado hasta de 2,3 metros de largo y 103 kilos de peso, último récord.



Por esas aguas se adentra con su lancha Lorenzo Martínez. En pocos minutos la espesa vegetación empieza a ralear, las riberas se alejan y el paisaje se endurece con rocas calizas que intentan arañar el cielo. Varios años persiguiendo siluros (también llamados peces-gato, 'catflish' en inglés) le han curado de espanto y han afinado su prudencia. «Nunca dejaría a un niño solo en la orilla. Estos animales no pican, tragan, te engullen como las serpientes y te llevan al fondo, al lodo». El guía de pescadores acumula experiencia, maestría y don de gentes. «Conmigo la pesca está garantizada», anuncia a modo de señuelo, el mismo que ha estampado en su página web (pescaprofesional.net).


Cañas, sedales resistentes y cucharillas especiales como cebo le bastan para capturar esos inquilinos que gobiernan el embalse desde hace 36 años, cuando el biólogo alemán Roland Lorkowski introdujo unos cuantos alevines con fines meramente turísticos. Los ingleses y los alemanes prefieren pescar con pellets (bolas de harina de pescado) que vierten en determinadas zonas para que los siluros salgan de las profundidades hasta la superficie a comer. Sus cañas son más potentes. Lorenzo prefiere el lanzado ('spinning' en inglés): echa la caña y la vuelve a recoger infinitas veces a lo largo de muchos kilómetros. Su caña es más ligera y la lucha con el animal mucho mayor. «El que afronta un duelo con un siluro de gran tamaño nunca lo olvida», sentencia al recordar las emociones que ha sentido con estos auténticos «colosos» del Ebro.

Los siluros maños presumen de ser los peces de mayor tamaño de las aguas interiores de Europa. Pero si su vida puede alargarse hasta los 80 años, ¿qué dimensiones podrían alcanzar? Es la pregunta que se formula el también pescador y escritor inglés John Langridge, sabueso de los siluros y sus leyendas. «Bien podrían llegar a medir hasta cinco metros y pesar 300 kilos. Me gustaría vivir cien años para verlo», contesta este profesor inglés, que aprovecha los veranos para surcar los ríos del mundo en busca peces-trigre y siluros. «Son muy feos, pero les tengo cariño», espeta en un perfecto castellano.

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