como el pié parece que sigue molestandome, estoy dandole a tope a la bicicleta, tanto la de montaña, como ahora la de carretera.
Si un buen amigo, me ha dejado su bicicleta de carretera y estoy probando las sensaciones. La verdad es que empezar con una maquina de estas es jugar con ventaja, ya que no pesa nada debido a que toda entera es de carbono y su talla es como la mía (vamos la de los pitufos).
Al final probablemente me compraré una bici de carretera, para seguir disfrutando de la sensación de rodar por el asfalto, aunque los precios de las bicicletas de alta gama, son cojonudos.
Desde el domingo no he parado de rodar con la bici, unos días con la de montaña, acompañado por Rebeca, y otros días con la de carretera, acompañado por mi amigo Alvaro o simplemente solito.
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