martes, 5 de julio de 2011

PESCA DE SILUROS EN EL RIO EBRO.

Después de muchos años con ganas de sacar un gigante del Ebro, por fin iba a tener mi oportunidad. Había quedado el domingo con Lorenzo (fantástico guía de pesca), en un pueblecito de Zaragoza, llamado Escatrón.

El sábado a las 12 de la mañana salí en dirección Zaragoza, donde me tenía que desviar hacia Alcañiz y más tarde buscar en la carretera el pueblo antes mencionado.

Tras comer en un restaurante en la misma carretera, continué hasta llegar a Sástago, donde cogí una carretera que lleva a Escatrón pasando pegado a un antiguo convento Cisterciense, una noria de agua   y el mismísimo río Ebro.

Lorenzo me había reservado una habitación en una pensión que hay en el pueblo, así que tras aparcar en la plaza del pueblo, subí a dejar las cosas y darme una duchita.

Baje a pasear por las calles del pueblo y ver los distintos lugares de interés. Una de las principales atracciones de la zona, era el Convento de la Roda y  la iglesia del pueblo que tiene en su interior, un impresionante retablo de alabastro. Un  guía que se encontraba en la iglesia, me estuvo contando la historia del pueblo, de la iglesia, del retablo y distintas cosas interesantes.


Después bajé al embarcadero para dar un paseo por el río y ver a muchos pescadores en las orillas. También pude observar las montañas de basura que deja la gente en los margenes de los ríos, me parece mentira que nosotros mismos, amantes de este deporte, que tan buenos ratos nos proporciona, destrocemos los entornos de las zonas donde vamos a pescar.

Tras cenar en un restaurante del pueblo, me fui a dormir para a la mañana siguiente empezar mi jornada de pesca a las 7 de la mañana.

Lorenzo llego a las siete y diez, tras tomarnos un café y saludarnos, salimos en dirección al río Ebro.

A las ocho las cañas ya estaban en el agua y nosotros esperando a que los gigantes del río picaran en nuestros cebos.

El primer Siluro, pico a las ocho y media y la sensación de tenerle al otro lado de mi caña, fue impresionante.
Que fuerza tenía, casi me tira al agua un par de veces, tras quince minutos luchando con el pez, este llegó a la orilla y mi cara de felicidad se puede ver en esta primera foto.


El segundo picó una hora más tarde y ya me daba por satisfecho, ya que había sentido de nuevo la fuerza de estos peces aunque no fueran de los más grandes.
 El tercero  se hizo esperar un poco más y cuando estaba luchando con él, un cuarto pico en otra de las cañas, con lo que tuve que sacar  uno lo más rápido que pude, para posteriormente sacar el otro.

Tanto el tercer, como el cuarto Siluro, fueron mucho más grandes que los dos anteriores. El cuarto Siluro, fue el que me destrozo el brazo por su gran fuerza, de hecho lo tuvimos que sacar en barca  y nos arrastró durante un buen rato.
Una vez que estaba en la barca, pude comprobar que este pez medía casi dos metros de longitud y que mis brazos estaban cansadisimos por que estuve más de media hora para poderlo cansar  antes de subirle a la superficie.











No hay comentarios:

Publicar un comentario